El argumento nos cuenta como Lucrecia Conti, la actriz más importante del cine, el teatro y la televisión de España, ha fallecido.
Asistimos al gran velatorio que el Ministerio de Cultura ha organizado en su honor en un teatro para que el público pueda despedirse de su admirada estrella.
Asistimos al gran velatorio que el Ministerio de Cultura ha organizado en su honor en un teatro para que el público pueda despedirse de su admirada estrella.
Sus nietas Ainhoa y Mayte ponen orden porque las muestras de cariño son inmensas.
También aparece Miguel, un primo lejano cuyo parentesco real es desconocido.
Todo cambia cuando los asistentes quedan encerrados en el teatro porque el fantasma de Lucrecia se aparece para despedirse a lo grande.
Nadie da crédito a lo que sucede, el fantasma tiene asuntos que resolver, la prensa se agolpa fuera … ... ...
Hasta aquí el argumento de la obra. Pero el texto no tiene potencia y la potencia es la vitamina de la escena, así que la obra resulta banal, aburrida y atropellada a partes iguales. Recomendable solo para público muy muy fan de Concha Velasco.