Una mujer del pequeño pueblo de Rañadoiro,
con permiso del párroco,
se llevó a su casa las tres figuras
y las pintó a su manera.
Ésta no la primera restauración fallida de piezas antiguas de gran valor por manos inexpertas. Una de las más célebres fue la realizada por una octogenaria llamada Celia en un fresco de un eccehomo en Borja (Zaragoza), en 2012.
Posteriormente se han producido otras polémicas restauraciones como la de una imagen del altar mayor de la parroquia de San Sebastián de Reinosa (Cantabria) o la de una talla de San Jorge del siglo XVI, en la iglesia de San Miguel de Estella (Navarra). ¿Está el arte sacro de nuestro país, bajo la custodia de la Iglesia Católica, en buenas manos?