Es evidente que mi punto de vista coincide totalmente con el Lehendakari en esta cuestión. Una reforma del Estatuto solo con EH Bildu sería «un estrepitoso fracaso» y una insistente ridiculez, que no creo que vuelva a repetirse. Quiero creer que el único motivo son los tiempos preelectorales que vivimos.
Pero lo que nos preocupa, quizás sea mucho decir, a los que vemos el espectáculo a media distancia es por qué su partido ha optado por esa vía y qué está dispuesto a hacer para enmendar el error.
La distorsión entre sus reiterados llamamientos al entendimiento en busca de un «pacto plural» y la cerrada defensa que hizo Egibar de las bases consensuadas con la izquierda abertzale reflejan que la reforma del Estatuto no solo causa controversia en el arco parlamentario, sino en el propio PNV.
Quizás fuese bueno abrir un paréntesis, dar unas vacaciones a los miembros de la comisión y esperar a que se pongan de acuerdo dentro de la casa de Sabino.