España es uno de los países de la Unión Europea de los Quince (el grupo de países de la UE con mayor nivel de desarrollo económico) donde hay más distancia entre la percepción de lo que la mayoría de la población considera que son los principales problemas del país, y lo que los establishments políticos y mediáticos así consideran.
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Las encuestas creíbles (que no son muchas) señalan que el interés y las preocupaciones de las clases populares son la elevada tasa de paro , la excesiva precariedad entre gran parte de los que sí que lo encuentran, los bajos salarios (y, consecuentemente, la dificultad para llegar a fin de mes), la limitada accesibilidad al alquiler y a la vivienda, la reducción de la capacidad adquisitiva de las pensiones, el crecimiento de las listas de espera en la sanidad, la subfinanciación del sistema educativo y otras realidades que señalan la enorme crisis social que existe en España, sin precedentes en la época democrática.
En cambio, en los grandes medios de comunicación y en los fórums políticos el GRAN TEMA que ha absorbido la gran mayoría del espacio y tiempo ha sido lo que se llama en ocasiones el “tema territorial”, también conocido como el “tema nacional” o también “la relación entre España y Catalunya”.
Desde hace años se ha ido percibiendo que existe una clase política ensimismada y super tensa, absorbida en su propio discurso y temáticas, aislada de los problemas de la vida cotidiana de las clases populares.
La gran mayoría de responsables son partidos de derechas. No se subraya suficientemente que los partidos más neoliberales en el país, PP y C’s en España y CDC en Catalunya, son también los que dirigen los dos bloques que dominan el debate político del país y que hablan del tema nacional, liderando las “fuerzas patrióticas” de cada bando. En realidad, hay una relación directa estadística entre la intensidad del discurso “patriótico” de un dirigente (de ambos lados, el españolista y el catalanista) y su neoliberalismo.