El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

sábado, 6 de abril de 2019

El enorme desmán oratorio del portavoz de EH Bildu devolvió al Parlamento vasco y al país en su conjunto a la exasperación que parecía haberse quedado atrás.

La ley aprobada el jueves contó sólo con los votos de los socios de gobierno, PNV y PSE, la abstención de EH Bildu y Elkarrekin Podemos, y la oposición del PP. Sin duda el consenso creado no es el suficiente. Pera cabe pensar que, en este país, y en casi plena campaña electoral, era lo previsible. 

Esta iniciativa, que de por sí es, a la vez, controvertida y necesaria, requería de un debate franco y sincero, a la vez que calmado y respetuoso, en una Cámara que representa, además de distintos proyectos de futuro, visiones claramente diferentes sobre el pasado reciente. 

Pero ocurrió lo peor. Y reaparecieron los viejos fantasmas del pasado. Parecía la época de la cal y las barricadas mentales de las que tantas veces el semicírculo ha sido testigo obligado. 

El desmán oratorio del portavoz de EH Bildu, Julen Arzuaga, dirigiéndose a representantes sindicales de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que asistían al pleno desde la tribuna de invitados, comparándolos con los nazis y los genocidas, nos permitía pensar en el escaso aun reciclaje político y mental de su partido, en la necesidad de compensar el apoyo del día anterior a Sanchez con exabruptos que calmasen a los más airados de los suyos y en la necesidad que tienen algunos de marcar ante posibles próximas renovaciones de cargos en su organización

La presidenta, Bakartxo Tejeria, si bien después fue tajante y cortó todo atisbo de mantener la bronca, quizás debería haberle reprobado de inmediato, emplazando a Arzuaga a contenerse en sus expresiones.

En cualquier caso, cada vez queda más devaluado el termino nazi y, como sigamos así, lo oiremos como cuando dos amigos tertulianos de taberna usan "cabrón", "maricón" o "..joputa" sonriendo entre ellos.