en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

lunes, 29 de abril de 2019

España es una nación de naciones. Cuanto antes lo reconozcamos y actuemos en consecuencia, será mejor para todos.

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España es el país del 8M más masivo, el que tiene el récord en donaciones de órganos, uno de los primeros donde los homosexuales pudieron casarse. España es una sociedad abierta y tolerante, más moderna de lo que los propios españoles pensamos, bastante menos racista que otros países de Europa, uno de los lugares más seguros y menos violentos del planeta. España es una nación de naciones, y no está dispuesta a renunciar al Estado autonómico que le ha dado sus años más prósperos. España tiene una mayoría social progresista, y por eso la izquierda siempre gana cuando la participación es alta. España no es solo los barrios ricos de Madrid, y su prensa tan conservadora: es también Catalunya, y Euskadi, y Galicia, y Valencia, y Andalucía... Y por eso la radicalizada derecha nacionalista española se ha estrellado en su programa de máximos.

La "antiespaña" no son los vascos, los gallegos, la izquierda o los catalanes. La antiespaña son ellos, y por eso la "reconquista" de Vox se ha estrellado. En esta nación de naciones caben todos los nacionalismos, pero cuando se radicalizan, se estrallan. Le pasó al nacionalismo radical vasco con Ibarretxe, le esta pasando al nacionalismo radical catalán de Puigdemont y ayer se estrelló el nacionalismo radical español.

La derecha nacionalista española –la de Aznar, la del "a por ellos", la del odio, el insulto y la mentira– nunca antes ha quedado tan derrotada. El resultado de este domingo vacuna para el futuro. España es un país mucho más plural de lo que parece leyendo los diarios conservadores de Madrid. 

A destacar que tanto ERC como también Bildu logran un gran resultado. En parte gracias a una estrategia bastante clara: dar por hecho, desde el primer momento, que apoyarían una investidura de Pedro Sánchez frente al tripartito de derechas. Fue una inteligente manera de convertirse en voto útil.

Pedro Sánchez tiene por delante una responsabilidad histórica y cuenta con los votos para hacerlo: reconstruir esa España plural en la que todos quepan, demostrar que el feminismo, la justicia social y la lucha contra el cambio climático son prioritarios, gobernar para los más débiles aunque moleste a los poderosos, recordar que ha sido desde la izquierda como ha logrado esa victoria. No traicionar ese mandato.