elmundo.es/opinion/2019/05/30 |
La aritmética endiablada que arrojó el 26-M parece que va a obligar a Ada Colau a definirse aunque sea por una vez. La alcaldesa de Barcelona ha mantenido una calculada ambigüedad, y aunque no se declara independentista, lo cierto es que siempre se ha mostrado a favor del soberanismo, es decir, del ejercicio del derecho de autodeterminación.
Pero ha llegado la hora de que la regidora de Barcelona se retrate.
O entrega la capital de Cataluña a Esquerra, lo que rendiría al separatismo un anhelado escaparate institucional, y supondría su "suicidio" político y despedida del mundillo público.
O es alcaldesa formando un gobierno con los socialistas aceptando los votos "desinteresados" de Valls. Esta fórmula evitaría que Ernest Maragall se hiciera con el bastón de mando y tuviésemos un raca-raca insoportable.
O se autoelimina y facilita una salida haciendo alcalde al socialista Collboni para orillar el procés y volcarse en la gestión municipal, que falta le hace a Barcelona.
En estas tres opciones, creo que lo razonable, en mi opinión, sería decidirse por la del medio, pero no se si se lleva bien la razón o lo razonable en momentos convulsos como los que vivimos.
En estas tres opciones, creo que lo razonable, en mi opinión, sería decidirse por la del medio, pero no se si se lleva bien la razón o lo razonable en momentos convulsos como los que vivimos.