Casi nunca la llegada a una rotonda te provoca una sonrisa,
fundamentalmente por lo inesperado que te encuentras en el medio.
fundamentalmente por lo inesperado que te encuentras en el medio.
No son flores, ni piedritas de colores, ni la típica estatua
a la que por fín el autor ha encontrado ubicación. No.
Es ese contenedor de basura que todos lo quieren
lo suficientemente cerca para tirar su bolsita
y lo suficientemente lejos para que no huela
desde tu casa.
Solución salomónica :
El contenedor al centro de la rotonda.