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¿Por qué esa sensación de derrota y desasosiego que ha empañado la victoria electoral hasta el punto de que no ha habido celebración relevante alguna en la calle Ferraz? La respuesta sólo puede ser una: Madrid.
Es en Madrid, en su comunidad y en el ayuntamiento de la capital donde se ha fraguado la batalla electoral más dura, oscura y compleja de todo nuestro país, con escaramuzas entre bloques ideológicos.
Pero una noche de clara victoria del PSOE, Madrid ha emergido llenando todos los informativos, todas las tertulias, todas las conversaciones de los ciudadanos. La batalla por Madrid no ha sido solo electoral, ni siquiera ha sido exclusivamente política, sino fundamentalmente porque estamos hablando de una batalla simbólica.
Pablo Iglesias ha conseguido finalmente vengarse de Manuela Carmena y el resultado puede ser que los madrileños los cuatro próximos años vivan bajo dos gobiernos apoyados por Vox.
Y en esa batalla solo hay un líder político que sale no solo indemne, sino reforzado: Iñigo Errejón. os vuelve a mostrar que hay espacio político para un proyecto político transversal a la vieja izquierda, que busque construir hegemonía ( más atendiendo a Laclau que a Gramsci) sumando talento, generosidad, realismo e innovación.
La política es un juego cruel, pero si algo se puede aprender de esta crisis es que, si se interpreta correctamente es también una oportunidad, y lo que se ha vivido anoche en Madrid, el peor escenario electoral para la izquierda Madrileña muestra una gigantesca ventana llena de oportunidades.