Ayer sábado, 9 de noviembre, celebramos 30 años del derrumbe del muro de la vergüenza; 160 kilómetros de doble pared construida unos quince años después de la derrota del III Reich.
Cerrada la frontera a cal y canto, unas 5.000 personas probaron fugarse entre 1961 y 1989 al Berlín Occidental. Se calcula que entre cien y doscientas de ellas perdieron la vida en el intento. Pero lo que parecía imposible se consiguió.
Hoy treinta años más tarde votamos entre "ofertas políticas" que reivindican nuevos muros "económicos", "sociales" o "ideológicos" y otras ofertas que lo que quieren es terminan de tirar los diferentes muros que existen entre nosotros. La opción es clara.
Hoy treinta años más tarde votamos entre "ofertas políticas" que reivindican nuevos muros "económicos", "sociales" o "ideológicos" y otras ofertas que lo que quieren es terminan de tirar los diferentes muros que existen entre nosotros. La opción es clara.