Cuenta Àngels Barceló en su comentario diario en la SER que la CNN ha preguntado a la portavoz de la Casa Blanca por el acuerdo de Estados Unidos con México y Canadá para suspender durante un mes los aranceles contra esos países.
Y la portavoz de la Casa Blanca les ha contestado con esta frase:
"Trump ha hecho que Canadá se arrodille, igual que ha hecho México".
Esa frase resume la manera de entender la diplomacia de Donald Trump:
él amenaza con aranceles y, cuando consigue lo que quiere, dice que los demás se han arrodillado. Ocurrió con Colombia. Ahora, ha pasado con México y Canadá.
Pero con China la cosa es distinta. De momento no hay acuerdo. Así que, a falta de que Trump hable con Xi Jinping y puedan entenderse, la noticia esta mañana es que han entrado en vigor los aranceles con Pekín que, en ese caso, serán del 10%.
Se abre la guerra comercial con China, que ha respondido con sus propias medidas contra los productos que llegan de Estados Unidos. Quizás sea el único que pueda hacerle frente a semejante esperpento político. No es que sea "santo de mi devoción" pero creo sinceramente que es mejor que haya alguien que le pueda decir que no mirándole a los ojos a Donald, de lo contrario su diosización sería aun más rápida.
Y seguimos esperando a ver que pasa en el viejo continente.
Está por ver qué va a hacer con Europa.
Y la portavoz de la Casa Blanca les ha contestado con esta frase:
"Trump ha hecho que Canadá se arrodille, igual que ha hecho México".
Esa frase resume la manera de entender la diplomacia de Donald Trump:
él amenaza con aranceles y, cuando consigue lo que quiere, dice que los demás se han arrodillado. Ocurrió con Colombia. Ahora, ha pasado con México y Canadá.
Pero con China la cosa es distinta. De momento no hay acuerdo. Así que, a falta de que Trump hable con Xi Jinping y puedan entenderse, la noticia esta mañana es que han entrado en vigor los aranceles con Pekín que, en ese caso, serán del 10%.
Se abre la guerra comercial con China, que ha respondido con sus propias medidas contra los productos que llegan de Estados Unidos. Quizás sea el único que pueda hacerle frente a semejante esperpento político. No es que sea "santo de mi devoción" pero creo sinceramente que es mejor que haya alguien que le pueda decir que no mirándole a los ojos a Donald, de lo contrario su diosización sería aun más rápida.
Y seguimos esperando a ver que pasa en el viejo continente.
Está por ver qué va a hacer con Europa.