Con audacia y ambición histórica, la UE tiene bases sólidas para alcanzar la autonomía militar que necesita para garantizar su futuro.
El reto es mayúsculo y requiere de pedagogía. Esta inversión de Europa en defensa no puede perjudicar el gasto social y, por tanto, al Estado de bienestar de los europeos, una seña de identidad irrenunciable de la Unión. Dañarlo incentivaría además el caldo de cultivo de los movimientos ultras. Ese es justamente el modo de vida que estamos defendiendo frente a los intentos de destruirlo.
Parece que una gran mayoría de líderes europeos está de acuerdo en esta idea, aunque discutan su alcance, modos y medios. Si se ratifica esa voluntad política, los instrumentos para llevarlo a efecto son innumerables. Los más ortodoxos para poder hablar de una Defensa europea, en oposición a 27 defensas dispersas, son un aumento sensible del presupuesto común y un endeudamiento mediante eurobonos.
Pero lo más importante, creo, es que el gasto debe hacerse con reglas europeas y sobre todo en industria europea, con la vista puesta en lograr la ansiada autonomía estratégica. No se trata de proteccionismo. El principal socio militar que ha garantizado la defensa de Europa ha dejado claro su desinterés y compadrea con quienes buscan la destrucción de su proyecto. Hoy, un satélite de Elon Musk es tan sospechoso, en cuanto a control de datos y sumisión tecnológica, como las redes chinas de 5G.
elpais.com/opinion/2025-02-22/una-defensa-europea-es-posible
El reto es mayúsculo y requiere de pedagogía. Esta inversión de Europa en defensa no puede perjudicar el gasto social y, por tanto, al Estado de bienestar de los europeos, una seña de identidad irrenunciable de la Unión. Dañarlo incentivaría además el caldo de cultivo de los movimientos ultras. Ese es justamente el modo de vida que estamos defendiendo frente a los intentos de destruirlo.
Parece que una gran mayoría de líderes europeos está de acuerdo en esta idea, aunque discutan su alcance, modos y medios. Si se ratifica esa voluntad política, los instrumentos para llevarlo a efecto son innumerables. Los más ortodoxos para poder hablar de una Defensa europea, en oposición a 27 defensas dispersas, son un aumento sensible del presupuesto común y un endeudamiento mediante eurobonos.
Pero lo más importante, creo, es que el gasto debe hacerse con reglas europeas y sobre todo en industria europea, con la vista puesta en lograr la ansiada autonomía estratégica. No se trata de proteccionismo. El principal socio militar que ha garantizado la defensa de Europa ha dejado claro su desinterés y compadrea con quienes buscan la destrucción de su proyecto. Hoy, un satélite de Elon Musk es tan sospechoso, en cuanto a control de datos y sumisión tecnológica, como las redes chinas de 5G.
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