Una gran obra que aborda el choque entre la ilusión y el realismo y define el teatro de los años 40 norteamericanos, convirtiéndose en un clásico para las generaciones siguientes. Un viaje por Nueva Orleans a través de un tranvía con dos paradas -Pasión y Muerte- entre las que los protagonistas deben decidir; dos estaciones que definen el trágico e inevitable destino al que se dirigen.
Un tranvía llamado deseo es una de las cumbres de la dramaturgia norteamericana, un texto redondo e incuestionable sin el que es imposible entender el teatro del siglo XX. El Tranvía resulta hoy tan rica y poderosa como cuando se estrenó hace ya más de setenta y cinco años, y es que muy pocas obras han aguantado tan bien el paso del tiempo y aún menos obras están tan presentes, obviamente debido en gran parte a su adaptación cinematográfica, en la memoria de los espectadores de todo el mundo.