Hay entidades que todavía sostienen que la mejor manera
de diferenciar las clases sociales o de distinguir a las personas
educadas y cultas, del resto del "populacho",
mantienen estrictas medidas de protocolo en el vestuario.
Así, La Bilbaína, entidad que no necesita presentación
y mantiene la distinción entre la "bilbainía de pro",
mantiene medidas arcaicas y sexistas entre sus visitantes.
Las mujeres pueden "presentarse" como quieran, no así los varones.
Zapatillas de deporte, vaqueros o camisetas no son bien recibidas.
Últimamente se acepta la ausencia de la corbata,
pero la chaqueta resulta "imprescindible".
Y un día como hoy en el que la climatología anima más
a llevar ropa de abrigo ante el frio y la lluvia,
los "inspectores de la vestimenta"
no dudan en recordarte la ausencia de la pieza clave
y a "sugerirte" que aceptes una chaqueta "prestada".
Ya me gustaría verles entrando a la mano derecha de Trump,
con gorra, camiseta, vaqueros y zapatillas deportivas,
y ante las sugerencias trasnochadas antes comentadas
estimular al yanqui a que compre el edificio,
que lo convierta en un MacDonald y mande al olvido
semejante antediluviana tradición.
Mi personalidad es quien yo soy, mi actitud depende de quién seas tú.