El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 3 de agosto de 2010

Diario de vacaciones. Capítulo 01. Día 1

Elegí ese pueblo costero catalán empujado por las circunstancias en las que me encontraba  aquel verano de hace tres años. A finales de marzo me había separado de mi mujer después de mucho tiempo de vida marital y debía afrontar mis primeras vacaciones como padre separado. Tengo dos hijos, el mayor tiene ya veintiún años y el pequeño acaba de cumplir los dieciséis. Es decir, que cuando comencé a experimentar la sensación de ser un padre-separado de dos hijos, uno tenía dieciocho y el otro trece. Sencilla aritmética.

Los últimos cinco años de nuestro matrimonio fueron fruto de un acuerdo tácito por el que nos comprometimos a mantener nuestra vida en común en aras de la estabilidad emocional de nuestros hijos. Generosos. No discutíamos. Teníamos las labores de la casa perfectamente repartidas  y las discusiones con los hijos organizadas de forma que nunca nos enfadáramos los dos a la vez con ninguno de ellos. Dormíamos juntos, en el mismo cuarto y en la misma cama, pero nos acostábamos a horas distintas y cada uno sabía muy bien cual era el rincón de la cama que le correspondía.