Lunes. Normalmente en vacaciones todos los días son iguales. Por lo general nunca sé el día de la semana en el que vivo. Desde que encontré a Conchi en la escalera llevo el control de los días. Sé cuando está limpiando la escalera. Calculo cuando va a tocar el timbre. Ese lunes llegó a la puerta de mi apartamento exactamente a las once y veinte. Se había atrasado unos minutos.
-Hola señora escritora, -le saludé mientras la invitaba a pasar mediante una reverencia.
-No me tomes el pelo. ¿Lo has leído?
-Hombre, claro. Fue lo primero que hice nada más llegar a casa.
-¿Y?
-Me ha gustado mucho.
-¿Lo dices en serio o lo dices solamente para cumplir?
-Lo digo en serio. Ya sabes que no soy un experto crítico literario, pero leo libros y puedo asegurarte que he leído muchos relatos que son mucho más aburridos que el tuyo. No puedo decirte si está bien o mal escrito, pero la historia me ha gustado. ¿Me has traído más?