El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 17 de agosto de 2010

Diario de vacaciones. Capítulo 15. Día 17

Ese miércoles me desperté tarde. Me despertó el ruido de platos y cubiertos en la cocina. Miré al reloj de la mesilla: las diez y media. Salí disparado de la cama y encontré a Unai  preparando el desayuno.
-Hemos dormido bien, ¿eh?
-Si. Ayer, ya sabes, bajé a la noche, nada más irte tú, a donde José y Marga. Un par de horitas. Llegué, creo poco antes que tú. Me quedé dormido enseguida y, ... hasta ahora.
-Claro. Seguro que tomarías alguna copilla.
-Cava. No sé que celebrábamos, pero nos tomamos dos botellitas de cava. Estaba estupendo.
Miré la hora y comprobé otra vez que en apenas media hora Conchi llamaría a mi puerta. Así que desayuné a prisa y me vestí: pantalón corto y camiseta. Unai se marchó, como todos los días, hacia las pistas de tenis. Y a las once y diez minutos llegó Conchi.
Le pregunté por su hija. “Bueno”, me contestó.  Y tras cinco minutos de conversación intrascendente, mientras bebíamos nuestros cafés en la terraza, a botepronto me soltó.
-Yo ya te he contado un poco de mi vida. Tú aun  no me has dicho nada de la tuya. Eso no es justo.
-Tienes razón, ¿qué quieres saber?
-Háblame de tu vida amorosa.