El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha acusado al candidato republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, de "Romnesia" por sus virajes políticos en temas sociales a fin de mostrar una posición centrísta.
Aquí, los cuatro grandes candidatos de entre quienes este domingo saldrá el nuevo Lehendakari, sufren una "enfermedad similar" aunque, eso sí, muy localizada en ellos mismos y en sus más aférrimos seguidores. Tranquilidad. Si no te dejas, no es contagiosa.
La "lauronesia" manifiesta una perdida de memoria importante, que limita sustancialmente la capacidad de la memoria relacionada fundamentalmente con asesinatos, extorsiones, incendios y violencia en general, provocada, estimulada y/o aplaudida por algunos de sus votantes. Eso sí, permite prometer lo humano y lo divino, porque en el tema de las cuentas un cero más o un cero menos no es lo más importante para los que "sufren esta enfermedad".
La "basagoinesia" implica una ridícula memoria de lo que tus correligionarios decretan cuatrocientos kilómetros al sur, desconocen y niegan a la mayor que hayan realizado recortes sociales y que sus presuntas soluciones sean similares a las que aquellos ya están poniendo en marcha. Les obliga a contraatacar con los miedos y eso, para la audiencia genérica, supone un plus de aburrimiento e incredulidad.
La "urkullunesia" conlleva una falta de memoria "provisional" que impide en determinados momentos recordar, sobre todo de cara al público que no se rinde a sus pies, las horribles consecuencias del raca-raquismo, y permite que un día te presentes como "líder con los pies en el suelo" y otro tras la pancarta de "independentzia" de tus seguidores despistados.
La "lopeznesia" ha dejado de manifiesto, por un lado, que la "zapateronesia" no es facilmente olvidable y deja un poso de "bambinesia" dificil de superar, y por otro lado, en mi opinión aun más importante, el que por culpa de la "aparotenesia", común a todos los partidos políticos, no siendo mala una idea, la socialdemocracia vasca, su portavoz no haya sido, sin duda, el más adecuado. Sobre todo cuando le ves, a veces rodeado de personas mucho más capaces que él. Los que trabajamos en la Educación pública lo sabemos.
En fin escojan ustedes su ",,,nesia" preferida, menos mala, o que más ilusión le haga y .... a votar. Y si no lo hace, hágame el favor de no quejarse en público de los resultados, porque, quiéralo o no, habrá sido tan responsable como los demás.
