El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

lunes, 15 de julio de 2013

En defensa de la independencia de Almunia

Las apelaciones de estas semanas a Joaquín Almunia por su condición de bilbaíno, vizcaíno, vasco, español o socialista para que resuelva el contencioso de las ayudas al sector naval mediante tax-lease de modo favorable a los intereses de los astilleros vascos, asturianos y gallegos son bochornosas. 

Me avergüenzan los representantes institucionales; me avergüenzan los tertulianos; me avergüenzan los editorialistas; me avergüenzan todos aquellos que tienen una concepción tan miserable del servicio público que piensan que por el hecho de proceder, geográfica, administrativa, política o ideológicamente de un determinado ámbito, sus actuaciones han de obedecer a los intereses propios de ese ámbito. 

Quienes consideran que el ejercicio de responsabilidades políticas e institucionales ha de estar al servicio de los intereses particulares de un sector, territorio, región, país o grupo social por razones tan accidentales como la procedencia de quien ejerce la responsabilidad, tienen una visión de la política y de las instituciones que merece dos calificativos: campanil y miserable.

Y además, que no nos quepa duda, que los que le critican a Almunia, en su ambito de poder actuarán de esa manera, es decir, favorecerán a los de su país, a los de su "territorio histórico, a los de su pueblo, a los de su partido, atendiendo más a esos factores que a la valía personal de un candidato, de una empresa o de una idea o cuestión como es el caso.