Es especialmente lamentable que bajo el paraguas de la tradición y del fervor religioso se defienda la humillación que supone que te tengas que pelear entre iguales por el dinero que desde la torre de una iglesia católica jóvenes adinerados o, al menos, con posibles, arroje "al populacho" como si de esta manera ganasen favores ante la "Virgen/Madre" que ellos adoran.
Y que esto, sea publicitado por todo el mundo, en base a una tradición que "hay que mantener" por el mero hecho de que desde "siempre" ha sido así, resulta, a mi entender triste y repugnante.