España debe volver a donde estaba antes de que Franco, en 1942, en plena II Guerra Mundial, adelantara el horario oficial en 60 minutos para coincidir con el huso horario de la Alemania de Hitler.
Desde que Franco adoptara la controvertida y política medida, los españoles vamos una hora por delante del tiempo solar en invierno y dos durante el verano, siendo los únicos europeos que vivimos con la hora desajustada respecto a las horas de luz y oscuridad naturales y todo ello tiene graves repercusiones en la sociedad y en sus ciudadanos.
Los expertos señalan que volver al huso horario del meridiano de Greenwich supondría un ahorro en todos los sentidos, puesto que se volvería a vivir con el sol, ya que la diferencia entre la hora oficial y la solar acorta el descanso, perjudica la natalidad y las relaciones familiares y sociales, reduce la productividad, incide en la siniestralidad laboral y de tráfico, aumenta el fracaso escolar e impide una coordinación adecuada con otros países.
Por el contrario, adecuar el huso horario a la realidad de la península ibérica permitiría, entre otras, mejoras de todo tipo en materia de conciliación de la vida laboral y familiar, aumento de la productividad, ahorro energético o salud psíquica ciudadana y sobre ello parece existir consenso entre todos los expertos en la materia.
Sin embargo, pasan los años y los gobiernos, pese a que una subcomisión del Congreso de los Diputados haya pedido que se estudie la posibilidad de volver al horario de siempre, petición amparada por todo tipo de sólidas argumentaciones, no parecen dispuestos a tomar decisión alguna.