No hay motivos para temer a una solución prevista en la Constitución española y en la de todos los países democráticos, si dados todos los pasos preceptivos no se consigue una mayoría suficiente para formar Gobierno, se convocan otras elecciones y ya está.
Cosa bien distinta es que el análisis de las dinámicas políticas en curso lleve a la conclusión de que esos nuevos comicios repetirán la situación de partida.
Esa es la perspectiva realmente inquietante. Porque equivale a confirmar que la relación de fuerzas posible en estos momentos no es capaz de asumir y de reflejar operativamente el profundo cambio político que en los últimos años se ha producido en la sociedad española.