Después de décadas de paciente espera, el PNV, a través del lehendakari Urkullu y del presidente del GBB, Joseba Egibar, ha decidido en los últimos días apretar las tuercas a la izquierda abertzale y exigirle que profundice en la revisión crítica de su pasado. En otras palabras, que acepte de una vez algo tan sencillo, tan de catón para cualquiera que se considere un demócrata, como que «matar estuvo y está mal».
Sortu se ha revuelto incómoda y enfadada por los emplazamientos jeltzales y Pernando Barrena dixit, «la izquierda abertzale jamás abjurará de su pasado».
Si lo dice Pernando, habría que decir que habrá que creerle, pero tras el giro en su estrategia sobre los 400 etarras presos, a quienes se ha pedido que hagan justo lo contrario de lo que han venido haciendo por décadas, esto es, apostar por las vías legales que siempre rechazaron para intentar acelerar así su salida de prisión, cabe pensar que este "donde dije digo ahora digo Diego" es exportable a más de una de las sacrosantas afirmaciones innegociables del nacinalismo radical vasco.
El problema es que siguen necesitando mucho tiempo para seguir avanzando hacia la Democracia y algunos estamos aburridos de escuchar sus positivas pero lentísimas "evoluciones".