A partir de ahora, se inicia una nueva etapa en la que los partidos tienen la responsabilidad de buscar un acuerdo más amplio (con votos a favor o abstenciones) que el debatido esta semana, o reconocer el fracaso y volver a convocar a los electores a las urnas el próximo 26 de junio.
No cabe duda de que ésta última es la peor de las opciones. Se habrán perdido seis meses desde los comicios del 20-D y, lo que es peor, es más que probable que las nuevas elecciones arrojen unos resultados similares a las últimas, con lo que volveremos a la casilla de salida medio año después. Los líderes políticos deben hacer un esfuerzo real por conseguir un acuerdo que permita la gobernabilidad en España. Es la hora de abandonar la retórica y centrarse en el diálogo que han elegido los ciudadanos con los resultados de las pasadas elecciones.