Hay pocos casos de corrupción más simbólicos que el de las tarjetas black. No por el dinero defraudado: una minucia, si se compara con los EREs andaluces, la Púnica, Valencia o los Pujol. Sino por lo obsceno que resultó ver a partidos de izquierda y de derecha, a los sindicatos y la patronal, aliados en el robo, en cómplice comunión.
En el otoño de 2014, cuando las tarjetas black llegaron a la Audiencia Nacional y el detalle de cada gasto se hizo público, todos los españoles compartieron una indignación contra quienes se lo habían llevado crudo de la caja que, con su quiebra, provocó el rescate financiero español. Todos, menos los primeros de todos. Todos menos los reyes de España: Letizia Ortiz y Felipe de Borbón.
No culpen al mensajero. En eldiario.es solo cumplen con su obligación.
En el otoño de 2014, cuando las tarjetas black llegaron a la Audiencia Nacional y el detalle de cada gasto se hizo público, todos los españoles compartieron una indignación contra quienes se lo habían llevado crudo de la caja que, con su quiebra, provocó el rescate financiero español. Todos, menos los primeros de todos. Todos menos los reyes de España: Letizia Ortiz y Felipe de Borbón.
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