Si en vez de gritar "Puto Vasco el que no bote"
o "Que Viva España" en los alrededores de Mestalla
hubierais gritado "Puto idiota el que les vote"
o "A mí no me engañan"
en los alrededores de la Generalitat Valenciana
vuestra opinión quizá les dejaría de importar
la mitad de nada al resto de la ciudadadanía.