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lunes, 6 de agosto de 2018

La villa de Bilbao. Su historia. Cap. 06

Bilbao en el siglo XIV
Historia y desarrollo económico-social

La guerra de bandos y el enfrentamiento entre los linajes señoriales, fue, como ya hemos dicho en el capítulo anterior, el acontecimiento central de la Baja Edad Media en el País Vasco. Y, con ello, la inestabilidad social azotaba a Vizcaya.
Sin embargo, Bilbao veía mejorar, a pesar de todo, su poder económico y marítimo, convirtiéndose en la más importante Villa vizcaína. Ni siquiera estas luchas banderizas interrumpieron su desarrollo y su prosperidad en la primera mitad del siglo XIV.
También en este período continuó la fundación de Villas, que si bien hasta 1.330 se fundaron con criterios económicos, a partir de ese año fueron las iniciativas defensivas las que se tenían en cuenta. Y así, al fundarse Villas, el Señor de Vizcaya buscaba proteger a los labradores, que se sentían amenazados y solicitaban este título. Conseguían así, construir murallas que les defendieran de la Tierra Llana (sin murallas), donde dominaban los banderizos que, con frecuencia, recurrían a robos y a violencias.
No obstante lo dicho, comenzaron a apreciarse las primeras señales de que el sistema económico y social altomedieval, estaba llegando a sus máximas posibilidades. Y fue concretamente entre los años 1.340 y 1.370, cuando la crisis era ya acusada: Existía un peso demográfico no soportable por una economía que había entrado en recesión.


Esta crisis económica y demográfica no podía menos que desembocar en una crisis social. Y las tensiones fueron fuertes en este siglo, prolongándose durante buena parte del siglo XV. ¿Por qué?. La respuesta demuestra una conducta irracional: “Todos querían mantener su nivel de vida, a pesar de dicha recesión económica”
El País Vasco era inminentemente rural y lo formaban los hidalgos o infanzones y una amplia masa integrada por labradores no nobles y sin propiedades. Y en las Villas, que fueron potenciándose en la primera mitad de este siglo, se asentaba el poder de una oligarquía urbana, muchas veces vinculada, familiar o económicamente, con miembros de la nobleza rural. Y entre las Villas estaba Bilbao.
Pues bien, ante este estancamiento y consiguiente disminución de las rentas, los nobles reaccionaron aumentando la presión sobre los labradores, recurriendo, incluso, a la violencia. También surgieron los enfrentamientos entre los linajes vascos (Basurto contra Asúa, Leguizamón contra Zurbaran, Erandio contra Larrazabal, etc.). Y la Tierra Llana mostraba continuas divergencias con los de las Villas, cuyos crecimientos y desarrollos suscitaban verdaderas envidias en el mundo rural.
En medio de esta situación, surgieron las Hermandades. Eran asociaciones concebidas como instrumento de oposición a la agitación banderiza. Poco a poco, en el transcurso de este siglo XIV, toda la tierra vasca comenzó a integrarse en estas Hermandades.
A pesar de ello, los enfrentamientos entre Hermandades y Banderizos no cesó hasta el reinado de los Reyes Católicos, terminando el siglo XV, momento en que toda la economía vasca entra en una fase de plena recuperación.
A ello ayudó mucho el establecimiento de la “hidalguía universal”, que suponía alcanzar el máximo respeto a la dignidad personal. El hidalgo no podía ser sometido a tortura, estaba exento de tributos y otras cargas.
Esta “hidalguía universal” fue declarada por el Fuero de Vizcaya en 1.452 (Fuero Viejo), confirmado por el rey de Castilla Enrique IV, el Impotente, reformado en 1.506 y modificado en 1.526 (Fuero Nuevo), confirmado por el rey de España Carlos I.
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Además de estas guerras y enfrentamientos, hubo una serie de medidas económicas que favorecieron a Bilbao.
Durante el reinado de Fernando IV, el Emplazado, que duró desde 1.295 hasta 1.312, siendo Señor de Vizcaya don Diego López de Haro “el Intruso”, se concedieron varias franquicias a los mercados bilbaínos y diversos privilegios para que los bilbaínos se instalasen y comerciasen en Sevilla, refrendando, así, la mayoría de edad de la actividad mercantil protagonizada por los hombres de la Villa y del Señorío.
Posteriormente, Alfonso XI, el Justiciero, que le sucedió al monarca anterior y que reinó hasta 1.350, concedería, en 1.334, siendo Señora de Vizcaya doña María Díaz de Haro, en su 2º gobierno, el privilegio de cambiar el camino Orduña-Bermeo, pasando por Echévarri, por el de Orduña-Bilbao, y no por otro lugar. Y si los mercaderes tomaran otra ruta, que les tomen todo cuanto le hallaran, por descaminados.
También Juan Núñez de Lara, XV Señor de Vizcaya, ya mencionado, merece ser destacado por los beneficios que fue otorgando a la Villa en los años 1.335, 1.341 y 1.350.
Enrique III, el Doliente, rey de Castilla y, por tanto, XXI Señor de Vizcaya (1.390-1.405), concedió a Bilbao, en 1.397, el privilegio de que los mercaderes extranjeros no pudiesen embarcar mercancías en su puerto, salvo en barcos vizcaínos.
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Y hablando de economía, la construcción naval vasca apareció, en el siglo XIV, como una pujante industria en Bilbao. La Villa tenía trabajando, en su margen izquierda, los astilleros de Marzana, los de Abando, San Mamés y Zorroza. En la margen derecha, debía tener una especial importancia el astillero del Arenal bilbaíno, situado en el paraje al que se llamaba “arrabal de San Nicolás”, junto a la iglesia de este nombre.
Como confirmación diremos que las primeras noticias fehacientes que confirman la existencia de astilleros en la costa del País Vasco, datan del siglo XIII, siendo de obligada cita, por cuanto que confirma el prestigio de los armadores vascos, el encargo que Fernando III hizo a los puertos de Vizcaya, de formar una escuadra. Se remonta al año 1.247, cuando el rey estaba realizando el sitio de Sevilla.
También hay que destacar, en la rama de la agricultura, la significativa expansión del txakoli en el siglo XIV en la demarcación de Bilbao, en cuya área tuvo una cierta prosperidad.
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Y volviendo a la historia, el Señorío de Vizcaya se incorporó a la corona de Castilla en 1.379, en la persona del rey Juan I, de Castilla, quien ya, como infante, heredara el XX Señorío de Vizcaya, teniendo que jurar sus fueros.
No debemos confundir este hecho personal con el hecho territorial del año 1.180, ya comentado oportunamente. El hecho territorial se refería a las tierras del Señorío y el hecho personal al título de Señor de dicho Señorío de Vizcaya. Conviene aclarar que ninguno de ellos suponía la asimilación de Vizcaya, pues ésta mantenía sus fueros y su peculiar sistema político.
Este juramento, al que nos hemos referido en el primer párrafo, se hacía primero a las puertas de Bilbao, luego en la iglesia juradera de los Santos Emeterio y Celedón, en Larrabezúa, a continuación en Guernica, bajo el árbol, y, por último, en Santa Eufemia, en Bermeo. Y lo hicieron todos los reyes y reinas hasta Isabel II, XXXVII Señora de Vizcaya, que fue representada por su madre, la reina gobernadora María Cristina, el 25 de Octubre de 1.839.
Expansión territorial
En el siglo XIV seguían distinguiéndose las dos márgenes de la ría.
El de la izquierda, conocido como Bilbao la Vieja, estaba  en la ladera del monte Miravilla, que contuvo un rico yacimiento de hierro y desde el que se admiraba un magnífico panorama sobre la Villa, que tanto entusiasmaría, siglos más tarde, a don Miguel de Unamuno. Bilbao la Vieja llegó a ser un enclave bilbaíno en la anteiglesia de Abando, por donde pasaba el camino de Castilla, hoy calle de San Francisco, y en el que empezó la industria naviera. Además se encontraban en este área los almacenes de lanas de Castilla, que tanto influyeron en el desarrollo del puerto de Bilbao.
El de la derecha (sobre tierra begoñesa) era conocido como el Casco Viejo y estaba formado por las calles de Somera, Artecalle y Tendería, unos cuantos cantones, la iglesia de Santiago y el puerto.
Uniendo ambas márgenes, un puente de piedra gótico-ojival (muy probablemente precedido por otro de madera), conocido primero como “la Puente” y más tarde como el puente de San Antón (Ver Ficha nº 10). En su extremo, próximo al Casco Viejo y sobre el lecho rocoso del Nervión, se ordenó levantar, por el rey Alfonso XI, el Justiciero, rey de Castilla y León (1.312-1.350) y XIV Señor de Vizcaya en 1.334, un Alcázar o Castillo, cuya construcción comenzó en 1.332.
Con esta construcción y la de la primera muralla construida en 1.335, que enlazaría Torres y Portales ya existentes, el rey Alfonso XI pretendía consolidar su posición, al haber invadido sus tropas el Señorío, debido a esos pleitos antes citados y a las peleas consiguientes que sostuviera con don Juan Núñez de Lara IV, quien compartió el XV Señorío de Vizcaya con doña María Díaz de Haro II, de 1.334 a 1.349.
Una pronta paz entre la Corona y el Señorío, permitió la demolición de este Alcázar o Castillo en 1.366.
En el citado Casco Viejo, existían tres Torres: Leguizamón, edificada en 1.320, a la entrada de Somera, Zubialdea a la entrada de Artecalle y Arbolancha a la entrada de Tendería. Estas tres Torres se unían, mediante la citada muralla, al Portal de Ibeni (salida al arrabal de Ibeni, luego Achuri) y al Portal de Zamudio, próximo a la iglesia de Santiago. Por este último Portal se salía hacia el arrabal de San Nicolás y a una pequeña ermita del mismo nombre.
Hasta este Portal de Zamudio y cerca de los muros de la iglesia de Santiago, llegaba el brazo de mar, que más tarde se convertiría en lo que hoy es el Arenal, Arriaga, calles Ascao, Correo, Bidebarrieta, etc. y la Plaza Nueva.
Otros acontecimientos
-Religiosos
Se sabe que, hacia 1.379, las obras de ensanchamiento y embellecimiento de la iglesia de Santiago iban muy adelantadas. Sin embargo, no se sabe cuándo comenzaron.
Lo que sí parece cierto, es que esta iglesia iba a erigirse sobre una ermita o iglesia antigua, a la que, de alguna manera, se refiere la Carta de fundación de la Villa de Bilbao.
Hoy en 1.997, se ha podido constatar, en el curso de las obras de reforma de la Catedral de Santiago, la existencia de una iglesia románica primitiva, cuyos cimientos de piedra han sido localizados a unos 2 metros de profundidad, debajo del presbiterio. Y cabe la posibilidad de que exista una fila más de sillares debajo de la que se ha sacado a la luz.
La construcción de este templo románico primitivo es un indicador del desarrollo alcanzado por el núcleo de población de la orilla derecha del Nervión, en la Baja Edad Media.
Más información en la Ficha nº 1.
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La iglesia de San Antón es también de origen medieval.
En 1.366, una vez demolido el ya mencionado Alcázar o Castillo, se comenzó a construir, en su solar, la iglesia gótica de San Antón, en donde se celebró la primera misa el 5 de Agosto de 1.433. Esta iglesia, la segunda de la Villa, dio nombre al puente de San Antón (antes “la Puente”). Tanto esta Iglesia como este puente, entrarían a formar parte del escudo de Bilbao.
Más información en la Ficha nº 2.