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sábado, 11 de agosto de 2018

La villa de Bilbao. Su historia. Cap. 11

Bilbao en el siglo XIX

Historia
La hostilidad contra Bilbao, se mostró, una vez más, cuando Simón Bernardo de Zamácola, queriendo acabar con la prepotencia de la Villa, propuso en la Junta General de Guernica, en 1.801, establecer y fomentar el comercio en cualquiera de los pueblos de la margen del río. Y surgió la llamada Zamacolada.
El 31 de diciembre de 1.801, una Real Orden autorizaba el establecimiento de un puerto en Abando, independiente del de Bilbao y su Consulado. Recibiría el nombre de Puerto de la Paz, en honor a Godoy, político español y consejero del rey Carlos IV y de su esposa María Luisa de Parma, que ostentaba el título de Príncipe de la Paz, por el tratado de Basilea con los franceses, ya comentado en el capítulo anterior.
Era, una vez más, el enfrentamiento entre la nobleza rural y la burguesía bilbaína. Por ello, la intención de la Tierra Llana al establecer el Puerto de la Paz, era la de superar el dominio de Bilbao en su entorno geoeconómico y, especialmente, en lo que concernía al dominio y al monopolio sobre el uso de la ría.



Fue éste un momento de peligro para la economía bilbaína. El proyecto ponía en peligro la misma supervivencia de Bilbao, nacido y desarrollado gracias a sus privilegios sobre el tráfico del Nervión.
Bilbao presionó todo lo que pudo.
Y aprovechando un mal entendido de lo que, al parecer, cedió Zamácola a cambio de esta Real Orden, una ampliación de las fuerzas de orden público, que se malentendió como una implantación del servicio militar en Vizcaya, se despertó la oposición popular y la agitación de los campesinos, que llegó a la insurrección. Se inició ésta en Begoña en agosto de 1.804, trasladándose, después, a Abando, Baracaldo, Sestao y al propio Bilbao.
La llegada de tropas reales apaciguó el país, al que fueron impuestos graves castigos, quedando liquidada la Zamacolada.
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Posteriormente, en 1.808, tuvo lugar la invasión napoleónica.
Era rey de España, desde el 19 de marzo de dicho año, Fernando VII, que tuvo que abdicar el 6 de mayo siguiente, entregando la corona a Napoleón, quien, a su vez, se la entregó a su hermano José.
En tales circunstancias, Bilbao se levantó en armas contra los franceses el 5 de Agosto de 1.808 y organizaron su resistencia al pié de los muros de San Antón. Finalmente y pese a esta hazaña heroica de resistencia de un pequeño grupo de valientes al mando del capitán de artillería Luis Power (tiene una calle en Deusto) que murieron en el empeño, entraron los franceses en la Villa el 16 de Agosto del mismo año (existe también una calle cuyo nombre es esta fecha, en Achuri, frente a la iglesia de San Antón).
Tuvieron que abandonarla y recuperarla repetidas veces, hasta que el 21 de junio de 1.813, los franceses sufrieron un descalabro en la batalla de Vitoria, abandonando las tropas napoleónicas definitivamente Bilbao y, más tarde, España.
En 1.814 volvió a ser rey de España Fernando VII, que reinaría ya hasta su muerte en 1.833.
En los años transcurridos entre 1.808 y 1.814, y muy concretamente en 1.812, se firmó la Constitución de Cádiz, instaurándose un régimen liberal que, el general Mendizabal (conocido más tarde por sus desamortizaciones) en el mes de octubre de ese mismo año, lo extendía a Bilbao, reuniendo en la Villa a las Juntas Generales de Guernica. Adiós a los Fueros. Fernando VII, a su vuelta en 1.814, lo arreglaría.
Más tarde, volvió a tener problemas el rey con los liberales. Uno de esos problemas fue el levantamiento del coronel Riego en 1.820, que duró hasta 1.823, año en el que entraron en España los Cien Mil Hijos de San Luis, al mando del Duque de Angulema, y liberaron al rey cautivo en Cádiz.
En este período de 1.820 hasta 1.823, llamado trienio liberal, impuesto por Riego, se planteó la nueva división administrativa de España, por la que Bilbao pasaría a ser la capital de la provincia de Vizcaya.
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Y siguiendo con los conflictos, en octubre de 1.833, pocos días después de la muerte de Fernando VII, el teniente coronel Felipe de Ibarrola proclamó rey a Carlos Mª Isidro. El mismo día 4 de octubre, la Diputación llamaba a defender los derechos del Pretendiente. Lo proclamaron con el nombre de Carlos V. Y una Junta gobernó en su nombre. Comenzaban las Guerras carlistas.
Poco tiempo después, el general liberal Sarsfield entró en Bilbao sin necesidad de combatir, ya que la Villa reaccionó con virulencia a favor de Isabel.
A partir de este momento, Bilbao permaneció fiel a la causa liberal, mientras que el campesinado y la zona rural se pronunciaba por Carlos V.
Este Pretendiente encomendó a Tomás de Zumalacárregui, personalidad clave en la organización y asentamiento del carlismo en el País Vasco, asediar y ocupar Bilbao, iniciándose el sitio el día 10 de junio de 1.835. Ese mismo día, recibió una bala en una pierna cuando, desde Begoña, analizaba las defensas bilbaínas. Ese mismo mes, el día 24, moría a consecuencia de la herida. Fue sustituido por Eraso y, más tarde, por González Moreno.
Ante la llegada de nuevas fuerzas liberales, los carlistas levantaron el asedio y el 1 de agosto de 1.835 los liberales entraron en Bilbao.
El 24 de octubre de 1.836, los carlistas intentaron un segundo sitio, viéndose obligados a retirarse a los pocos días del intento. En noviembre y en diciembre del mismo año lo intentaron por tercera vez, reanudándose la actividad bélica de forma vigorosa. Pero Espartero los venció en Luchana el 24 de diciembre de 1.836, entrando, al día siguiente, en Bilbao.
Uno de los episodios más importantes de esta guerra, se dio en el convento de San Agustín, defendido por los liberales y en donde, finalmente y tras varios intentos, entraron los carlistas en la tarde del día 27 de noviembre de 1.836.
La heroica resistencia de los liberales bilbaínos valdría a la Villa el título de “Invicta”.
Esta primera guerra carlista terminó con un acuerdo entre liberales y carlistas: el llamado Convenio de Vergara. Se confirmaban los Fueros.
Hubo una segunda guerra carlista en 1.846, que sólo consiguió tomar cuerpo en Cataluña. Tuvo pocas acciones importantes y acabó en 1.849.
También hubo una tercera guerra carlista que puso de manifiesto las fisuras que había en la sociedad vizcaína. “Carcas” contra “Guiris”. Carlistas contra liberales. Campo contra ciudad. Estalló a finales de abril de 1.872, avivándose con la proclamación de la República en febrero de 1.873.
Durante ella, Bilbao fue sitiada en 1.874 por cuarta vez, quedando totalmente incomunicados los bilbaínos por tierra y con una muy precaria comunicación por mar, a través de la ría. Pero los bilbaínos no cedieron y el 1 de mayo de 1.874, se iniciaba la retirada de los carlistas, entrando, al día siguiente, los liberales en Bilbao, al mando del general Concha (tiene una calle en la Villa).
Por ello, el 2 de mayo de cada año, se celebra, por la sociedad “El Sitio”, la procesión cívica subiendo las calzadas de Mallona hasta el Mausoleo de los Auxiliares, ubicado en el parque de Etxebarría y, más concretamente, en uno de los vértices (el más próximo al ascensor) del campo de fútbol de Mallona.
Esta sociedad “El Sitio” fue constituida el 19 de marzo de 1.875, por un grupo de miembros de los batallones de Auxiliares, acostumbrados a comentar las incidencias de la guerra bajo el viejo tilo del Arenal, hoy inexistente.
El último sitio carlista de 1.874, fue reflejado por Miguel de Unamuno en su primera novela de 1.897  “Paz en la guerra”, obra impregnada de recuerdos imperecederos de su niñez (tenía 10 años) en Bilbao, cuando sonaban los cañones a su alrededor.
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Terminadas las guerras carlistas y por Ley del 21 de julio de 1.876, fueron abolidos los Fueros vascos. Todos los habitantes de estas tierras fueron equiparados al resto de las provincias españolas, principalmente en dos cuestiones claves: acudir al servicio de las armas y contribuir a los gastos del Estado. Se acabó el período foral que se había iniciado en el Edad Media.
El aniversario de la abolición de los Fueros se celebró, durante años, como jornada de exaltación del pasado foral. En 1.893 tuvo una especial virulencia y desembocó en ataques a la unidad de España. Y el 21 de julio de 1.897, los fueristas celebraban en Guernica, de forma muy especial, este aniversario con trenes desde Bilbao, en donde, la Banda municipal tuvo que tocar, a petición del público, el Gernikako Arbola, varias veces, en medio de estruendosos aplausos.
También en este año 1.897, a principios del mismo, se vivió una crucial polémica entre el nacionalismo y el carlismo. Sabino de Arana y Goiri, quien en 1.894 fundara el Partido Nacionalista Vasco, expuso su interpretación sobre qué habían sido los Fueros, distanciándose del tradicionalismo.