Cuando se fundó la Villa de Bilbao, el Casco Viejo estaba formado por sólo tres calles, las que hoy corresponden a Somera, Artecalle y Tendería, y la Iglesia de Santiago. Y este Casco Viejo estaba rodeado de una muralla que entrelazaba las Torres de Arbolancha (a la entrada de Tendería), de Zubialdea (a la entrada de Artecalle) y de Tristán de Leguizamón (a la entrada de Somera), con los Portales de Ibeni (de cara al arrabal de Ibeni, hoy Atxuri) y de Zamudio (salida hacia la calle que hoy conocemos como calle la Cruz).
Pero como en las primeras décadas del siglo XV, no cesaron las revueltas internas, ni la disputa entre los linajes de la Tierra Llana contra los de la Villa, tal falta de seguridad motivó la construcción de nuevos lienzos de muralla que iba enlazando las demás Torres que se iban construyendo a título de defensa.