El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

miércoles, 8 de agosto de 2018

Votante conservador, una de las dos derechas ha de helarte el corazón.

El nuevo jefe del Partido Popular da la impresión de ir camino del banquillo, es decir, que de momento cumple lo que prometió en su campaña: lo suyo es una vuelta a las esencias

La jueza que ha instruido el caso de sus estudios sospechosos, ha llegado al final de su trabajo, que acaba donde empiezan los muros del Tribunal Supremo, al tratarse de un aforado, convencida de que existen “indicios racionales de criminalidad” en su actitud; o dicho en plata, que pudo cometer delitos de prevaricación y cohecho si queda demostrado que el título fue un regalo y su expediente académico está más trucado que una escopeta de feria. 

¿Por qué lo hizo? A esta gente le gusta hacer ruido y darse importancia, así que engorda su currículum como quien le quita el silenciador a la moto para llamar la atención mientras cruza las avenidas.

Hace poco, se decía que lo más difícil de analizar en el combate de Ciudadanos y el PP iba a ser distinguir quién era Rivera y quién Casado. Puede que, dentro de poco, el problema haya desaparecido, porque uno de los dos ya no esté ahí.