Los que están convencidos de que la única razón por la que el presidente Pedro Sánchez sopesa conceder el indulto a los presos del procés es mantenerse en el poder, tendrán que concluir, en consecuencia, que la única razón para oponerse de Pablo Casado consiste en conseguir el poder. Tendemos a juzgar duramente la labor de los políticos cuando buscan réditos electorales. Sin embargo, sin esos buenos resultados, sus carreras sencillamente dejan de existir. En el caso que ahora nos ocupa, este de los indultos, más bien habría que elogiar de Pedro Sánchez que, pese a las encuestas de opinión desfavorables, insista en plantarse frente a la contundente oposición de algunos de sus barones territoriales y el más prestigioso de sus antecesores, Felipe González. El presidente parece decidido a aprobar el indulto, le pese a quien le pese, y aunque le pese a él mismo cuando tenga que rendir cuentas en las próximas elecciones.
Quienes están convencidos de que conceder el indulto debilita a la democracia española, quizá no han caído en la cuenta de que la permanencia de políticos en presidio perjudica igualmente a la imagen exterior de la democracia española.
El gran error de los líderes nacionales del pasado fue dimitir de sus responsabilidades para la negociación y sacudirse la incapacidad personal mandando el balón al Tribunal Supremo. Fue precisamente el Tribunal Constitucional el que en reiteradas ocasiones orientó la disputa hacia el campo de la política y no el banquillo judicial. Vino a decir: menos cárcel y más trabajar. Pónganse a ello.
elpais.com/opinión
Quienes están convencidos de que conceder el indulto debilita a la democracia española, quizá no han caído en la cuenta de que la permanencia de políticos en presidio perjudica igualmente a la imagen exterior de la democracia española.
El gran error de los líderes nacionales del pasado fue dimitir de sus responsabilidades para la negociación y sacudirse la incapacidad personal mandando el balón al Tribunal Supremo. Fue precisamente el Tribunal Constitucional el que en reiteradas ocasiones orientó la disputa hacia el campo de la política y no el banquillo judicial. Vino a decir: menos cárcel y más trabajar. Pónganse a ello.
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