Euskadi puede acabar siendo la última mancha roja en el mapa español a la que se señale desde las autonomías en verde como culpable de que no se reactive la afluencia de turismo extranjero.
Multiplicamos por más de 5 la tasa de incidencia de la Comunidad Valenciana, cuando el gasto sanitario público en ésta es de 1.477 euros por habitante y año –próximo a la media española–, mientras que Euskadi se sitúa a la cabeza ‘del estado’ con 1.873 euros.
Es inexplicable que los vascos terminemos los últimos con la pandemia. Claro que se trata de un ranking oculto para la satisfacción colectiva. De ahí que nos venga bien la rebelión autonómica tras la que disimular un fracaso de fondo. Urkullu en rebelde lo vio así, mientras lograba la anuencia de los socialistas vascos.
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