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sábado, 12 de junio de 2021

La norma de vacunación reflejaba tres pautas claras: la edad, los grupos de riesgo y los trabajadores esenciales más expuestos.
Dado que ni la edad ni el ser grupo de riesgo afecta a los jugadores de la selección
¿hemos de colegir que son trabajadores esenciales?

Voy a decir primero que no voy a hacer una guerra de esta historia, pero el esperpento montado esta semana con las vacunas a los jugadores y técnicos de la roja es de verguenza ajena, así que lanzo esta pregunta al aire :
¿Es más importante un defensa central de un equipo de fútbol que el presidente del gobierno? ¡Vaya sociedad! ¿No?

La norma vigente en materia de vacunación es pétrea: cero privilegios. Lo es hasta tal punto que el propio jefe del Estado ha acudido como un ciudadano más, cuando le ha tocado, a inoculársela. El Gobierno ha respetado su turno. Los diputados han respetado su turno. Ha habido ceses y hasta acusaciones de la Fiscalía por colarse. No hay ninguna duda, la norma básica consiste en vacunarnos todos cuando nos toque, según una ruta marcada. Esto no me lo puede discutir ni el míster de la Selección.

La norma de vacunación común para toda la población reflejaba tres pautas claras: la edad de mayor a menor, los grupos de riesgo y los trabajadores esenciales más expuestos. Nunca ha habido otros parámetros. Dado que ni la edad ni el ser grupo de riesgo afecta a los jugadores de la Selección ¿hemos de colegir que son trabajadores esenciales? O es eso o es que admitimos que la norma se puede saltar y si es así, tendremos que concluir quién puede saltársela y en qué circunstancias.

¿Son los futbolistas de la Selección trabajadores esenciales? Digamos que durante el confinamiento duro no lo fueron. No se consideró que su actividad era esencial. No trabajaron, de hecho, y aquí seguimos todos. No bromeemos con esto que les puedo asegurar que hay muchos abogados de turno de oficio entrando a asistir detenidos y visitando cárceles que no han sido vacunados aún. Lo mismo que los trabajadores de los supermercados, ahí siguen esperando su turno por edad, o los peluqueros que protestaban el otro día y tantos otros. No me vengan con la broma de que los esenciales para la sociedad son los futbolistas. Muchos podemos vivir sin ellos y hasta usted, que creía que no, sabe ahora que sí. 

Aún nos queda el recochineo de recorrer las razones que he oído alegar sobre esa priorización de la selección española de fútbol. He oído decir que la Selección "nos representa". Eso lo ha dicho un señor que dicen que es ministro del Gobierno de España. No, lo siento, al pueblo español le representan los diputados nacionales, los senadores y los parlamentarios autonómicos que, por supuesto, no han entrado en ningún grupo de graciosa vacunación. He oído decir que "hacen felices a mucha gente" y este argumento me desborda la pluma, porque no voy a entrar en qué colectivos son los que más felicidad procuran ni a valorar que esa mal llamada felicidad, ¡con que poco se conforman algunos!, pueda ser materia para alterar las normas. 

En fín, dicho queda. Feliz vacuna. Quedo a la esperar de oir cómo algún cantante famoso, alguna/o tertuliana/o de Tele5 o cualquier soplapollas con muchos seguidores en las redes sociales sea apuntado a esa lista por interés "nacional".