Este mapa muestra los cambios en Europa entre los años 1000 y 2000. Todo nacionalista desea parar el vídeo en el instante en el que su país ocupa una mayor extensión.
Las fronteras son un invento perverso. Sirven para marcar el territorio, para decir aquí empieza Mioñistán, el país más bonito del mundo, donde mejor se come, la capital intelectual del botellón.
Todo nacionalismo se basa en una fantasía política. Defiende lo propio como verdadero en un mundo complejo, rico y variable. Emplea instrumentos de ficción similares al de las religiones. También tiene popes y cardenales que deciden quiénes son los puros (patriotas) y quiénes los herejes (espías). Uno puede acabar en una hoguera por afirmar que la Tierra es redonda o por negar la virginidad de María, o fusilado por preferir la Francia revolucionaria al borbón Carlos IV o a su insufrible hijo Fernando VII.
España ha sido tierra fértil de fanatismos y de ejecuciones por el delito de pensar. Nos ha faltado modernidad y guillotina.