Llamémosle pragmatismo, muy presente desde hace décadas en la sociedad vasca,salvo en la época de Ibarretxe y los fines de semana de Arzalluz, manteniendo una permeabilidad doble, tanto con la opción favorable a la independencia como con la contraria, dándose flujos en ambas direcciones, especialmente cuando concurren circunstancias especiales.
Y la verdad, no les va mal.
De los encuestados que en las últimas autonómicas votaron al PNV, preguntados sobre la independencia,