El PSOE se declara laico y republicano desde sus inicios. Y tenemos un Estado aconfesional, según la Constitución, y católico de facto.
Pero si fuera aconfesional -un término que confirma un laicismo ligerito, de quiero y no puedo, para no molestar demasiado a los purpurados-, los privilegios del catolicismo en España hacen tiempo que habrían desaparecido, si bien lo cierto es que la misma Carta Magna establece una mención a la Iglesia Católica que la eleva por encima del resto de confesiones.
Tenemos, asimismo, un Estado monárquico parlamentario apoyado firmemente por el PSOE y que debe entederse a imagen y semejanza de la "aconfesionalidad" constitucional, esto es, como una especie de republicanismo light, en donde se dice que la Corona pinta poco e incluso, nos beneficia (¿?).
Aunque con el derroche de corrupción de Juan Carlos I, cuesta creer que sigan intentando vendernos esa burra, pero así estamos.