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miércoles, 7 de julio de 2021

Negacionismo. ¿Cómo es posible la eclosión de movimientos que cuestionan los avances médicos en pleno siglo XXI? ¿A qué responde este auge del escepticismo pseudo científico?


Hoy han aparecido los "negacionistas" de bizitza.eus por Sopelana. Hay que reconocer que el negacionismo no es cosa de cuatro locos. Las tesis que ponen en duda el origen de la pandemia así como las vacunas desarrolladas por las multinacionales farmacéuticas más punteras han encontrado eco entre intelectuales, artistas y colectivos médicos de todo el mundo, así como caldo de cultivo en algunos partidos que viven en la "oposición permanente" y que ven en esto un temazo para atacar a las instituciones. ¿Cómo es posible la eclosión de movimientos que cuestionan los avances médicos en pleno siglo XXI?
¿A qué responde este auge del escepticismo pseudo científico?

La desconfianza en unos gobiernos que no sabían que hacer, en unos científicos que se contradecían, en una gestión penosa de la pandemia, aumentó exponencialmente la cantidad de gente que hay siempre dispuesta a comprar la primera superchería que se pone delante de las narices. Y eso ha sucedido cuando internet, las redes sociales, etc. ponen a disposición de todo hijo de vecino la posibilidad de encontrar las respuestas más adecuadas a las filias y fobias de cada uno.
¡Anda que no hemos recibido consejillos milagrosos por whatsapp de gente bien intencionada!

Todavía no sabemos a ciencia cierta cual fue el origen de la transmisión del virus, un virus que se "supone" transmitido por los murciélagos.La convicción generalizada, incluso entre los propios habitantes de Wuhan (los que hablan a condición de que no se mencionen sus nombres para no ser detenidos), es que las autoridades chinas mantuvieron durante demasiado tiempo el secreto de lo que allí estaba pasando. Cometieron el mismo error que los dirigentes soviéticos cuando se produjo el desastre de Chernóbil. Cuando informaron de la explosión de la pandemia era ya demasiado tarde, ya se había expandido por todo el planeta.

Creo, sinceramente, que no existe una conspiración para modificar nuestro ADN, y dudo de que Bill Gates quiera colocarnos un chip en nuestro cerebro para controlarnos. Es más, creo que Pfizer, Moderna e incluso el CSIC han hecho un esfuerzo loable por encontrar vacunas eficaces. Sí, ¡hay que vacunarse! Respetando, naturalmente, los protocolos y sin colarse, aunque uno crea que lo se lo merezca. Pero si las autoridades están preocupadas por el resurgir de las teoría negacionistas deberían mirarse al espejo, porque la respuesta está en una gestión desastrosa y en una desinformación trasmitida muchas veces desde los propios gobiernos.