
El caso es que yo creía que los traductores habían superado ya fases en las que las burradas estaban a la orden del día. Recuerdo, por ejemplo, aquella famosa "azpigona" como traducción ferroviaria a las "combinaciones" en las vías férreas.
Las traducciones, en cualquier idioma, deberían de abordarse con más seriedad, algo que en este caso, está claro que no ha sido así.