Comenta el blog de Público "El mapa del mundo" que casi un tercio de los votantes apoyó el pasado domingo a la formación del multimillonario Christoph Blocher, que fue una vez más el partido más votado. Al SVP le salió redonda la campaña xenófoba contra el supuesto peligro que representan los extranjeros.
La izquierda tiene gran parte de la culpa del éxito de la ultraderecha. Los socialdemócratas basaron su campaña sobre todo en ser el freno de Blocher y su partido racista. Los ataques violentos de grupos de izquierda contra simpatizantes del SVP permitieron a este partido presentarse como víctima. Los perseguidos ya no eran las ‘ovejas negras’, sino la gente que pensaba como los del SVP. Es peligroso huir del debate sobre las preocupaciones de la gente y refugiarse en lo políticamente correcto. Hace dos años, los conservadores británicos hicieron campaña con el cóctel de seguridad e inmigración bajo el lema subliminal “¿Estás pensando lo que nosotros estamos pensando?”.
No descartaría que en España el PP se vea tentado de explotar el tema de la inmigración en la campaña. En este caso habría que armarse bien de argumentos para entrar en el debate. La condena global y sin matices de una estrategia racista puede ser moralmente justificada y conveniente. Pero podría resultar contraproducente.
Por otra parte, y cambiando de escenario, si terrorista es aquel que causa terror, no solo a su victima sino también ante la población que conoce sus fechorías, el joven que se ha hecho famoso esta semana gracias a sus actos terroristas en un tren con una joven, por decisión del juez, va a poder seguir tomando cervezas con sus amigotes y contándoles sus hazañas en la barra del bar de turno, sin miedo a que caiga sobre él, al menos de momento, "el peso de la ley", ya que "no hay gravedad suficiente en sus actos como para ingresarle en la carcel". Sin comentarios. No se si opinaría lo mismo el juez si la persona agredida hubiese sido su hija pero ...