Estando como estoy, a favor del encuentro y el entendimiento entre las dos grandes almas políticas de Euskadi -la abertzale y la autonomista- y a favor de compartir un proyecto de vida entre diferentes, considero que sería muy peligroso apostar por estrategias puramente electorales y salir en busca del voto desorientado que sufre el electorado de la izquierda abertzale porque puede suponer, más que ampliar el espacio electoral, trasladarlo. Es decir, algo así como si en una mesa mas grande que el mantel que intenta cubrirlo lo meneamos para tapar una parte descubierta y necesariamente destapamos otra. El resultado puede ser contrario al objetivo buscado. Porque, en política, la mesa siempre es mucho más grande que cualquier mantel. E intentar taparla entera es un esfuerzo inútil, superponer manteles y dejar espacios descubiertos no parece que tenga sentido. Quizás lo mas razonable sea coordinar la puesta de los dos manteles más grandes.