El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 12 de octubre de 2007

Argentina y Chile nos dan una lección

Dicen que citó a Jesucristo y a los apóstoles, a Juan Pablo II y al cardenal argentino Jorge Bergoglio. Habló de perdón, paz y reconciliación, pero durante su alegato final momentos antes de que en la noche del lunes un juez de La Plata le condenara a cadena perpetua por genocidio, el sacerdote Christian von Wernich en ningún momento dijo que fuese inocente de lo que le acusaba la justicia argentina.

En Chile,la familia del dictador anda entrando y saliendo de la cárcel, con un claro repudio social, y solo se salvarán de la misma gracias al poderío económico que crearon mediante sus indebidas apropiaciones a la sombra del poder del padre.

Y aquí, nada de nada. Y encima, para colmo, el jefe de la oposición, que parece aspirar a ser "Mariano I de España y V de la nada", a través de un vídeo absurdo, confunde ser buen español con ser buen monárquico, con lo cual ya me da otro motivo para no autoproclamarme ni una cosa ni otra. Solo le ha faltado reivindicar que bebamos sangria y horchata, comamos tortilla española y animemos a la seleccion patria de fútbol este fin de semana, eso sí, sin el amado 7, en un alarde supremo de patriotismo barato.

Además, ha vuelto a acusar a los "pobres sociatas" de no imponer la bandera patria en los ayuntamientos, y que yo recuerde, ni en Sopelana ni en muchos otros sitios, con Aznar de Presidente, se nos ocurrió colgar la rojigüalda en el Ayuntamiento. Y no nos dijo nada en su momento.

En definitiva, y tal como señaló ayer Urkullu, mal debe de andar España, para que los grandes tengan que recurrir a semejantes estrategias.