De la mano del democristiano Sebastian Kurz,
el ultraderechista Partido Liberal
regresó ayer de forma arrolladora al Gobierno austriaco.
Tercera fuerza en las pasadas elecciones,
gestionará Interior, Defensa y Exteriores,
además de la vicecancillería en la persona de su líder,
Heinz-Christian Strache.
Para ello han tenido que moderar su discurso eurófobo
y renunciar a la celebración de un referéndum
por la permanencia en la UE.
Pero mantienen como innegociable
la reducción drástica de la inmigración,
un mensaje al alza en el continente,
a pesar de que encierra una enmienda a los valores
sobre los que se sustenta el proyecto comunitario.