Pese a que su aspecto y modales tan pintorescos le hacen parecer una caricatura, Kim Jong-un es en realidad un peligroso mandatario que sabe lo que hace, si bien puede estar ante un punto de no retorno por tensar demasiado la cuerda.
El tirano norcoreano está decidido a completar el programa nuclear de su país, convencido de que la supervivencia de la última dictadura estalinista del planeta pasa por ingresar en el club de potencias atómicas, lo que le permitiría repeler toda injerencia extranjera.
Esa alocada estrategia desquicia a una comunidad internacional que hasta ahora se ha mostrado incapaz de detener los planes de los Kim. Pese a que su aspecto y modales tan pintorescos le hacen parecer una caricatura,Kim Jong-un es en realidad un peligroso mandatario que sabe lo que hace, si bien puede estar ante un punto de no retorno por tensar demasiado la cuerda.
El tirano norcoreano está decidido a completar el programa nuclear de su país, convencido de que la supervivencia de la última dictadura estalinista del planeta pasa por ingresar en el club de potencias atómicas, lo que le permitiría repeler toda injerencia extranjera. Esa alocada estrategia desquicia a una comunidad internacional que hasta ahora se ha mostrado incapaz de detener los planes de los Kim.
Y en toda esta historia China, única gran potencia aliada del régimen, tiene una responsabilidad histórica para frenarle que no puede esquivar.