El Supremo ha puesto hoy en marcha una jugada de retirada táctica en el proceso por supuesta rebelión por el 1-O y la DUI, y habrá que ver con qué resultados.
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El cesado president Puigdemont ha pasado a ser en Bruselas simplemente un político huido y supuestamente autor de graves delitos cuya detención allí nadie reclama y que solamente será detenido si vuelve a España.
La decisión tomada hoy por el juez del Tribunal Supremo (TS) Pablo Llarena acaba coloca en difícil posición al propio Puigdemont y el cesado president de la Generalitat va a tener que hacer frente ahora a una insólita cuenta atrás. En su caso, cada día de campaña será una jornada menos antes de su regreso a Catalunya. Porque volver, no hay duda de que volverá, ya que es candidato en las elecciones del 21-D.
Y cuando regrese, será detenido, puesto que la orden de busca y captura cursada a las fuerzas y cuerpos de Seguridad sigue vigente en España.
Parece una excelente jugada de ajedrez, un autentico jaque que deja la pelota en manos de Puigdemont quien, por muchas explicaciones extrañas que dé, sabe que su posición es ahora más si cabe, especialmente incomoda.
