- El pozo de inmundicia sobre el que chapoteó el PP 30 años no acaba con los papeles de Bárcenas, ni con la "jubilación" de Rajoy, ni con una nueva dirección. Arenas, alias "el campeón", y García Escudero, más conocido por "pío, pío", siguen en un escaño. Y esa decisión sí la tomó Casado.
- Lo que se juzga ahora es un Partido, una mafia, que se consideraba a sí misma intocable, una España en la que todo valía. La financiación ilegal, los sobres en negro, la compra de medios de comunicación al servicio de la infamia y el periodismo de partido, el fraude fiscal, el uso fraudulento de fondos reservados, el espionaje político, los reiterados intentos de destrucción de pruebas para obstruir la labor de la Justicia, la concurrencia a todas las convocatorias electorales durante 30 años dopados de dinero donado, y no altruistamente, por los grandes empresarios.
Pero lo que Bárcenas ha puesto negro sobre blanco es que la contabilidad que un día llamó "extracontable" no era otra cosa que la caja B donde se guardaba el dinero negro, que se cobraban sobresueldos ilegales y que Rajoy era beneficiario además de conocedor de todo. - Lo único que le falta es contar por qué no menciona a Aznar, bajo cuya presidencia se montó el aparataje presuntamente delictivo, y aportar la grabación que según él acredita su testimonio.
Tiempo al tiempo.