que por la mañana del martes, había vivido la conmemoración del fracaso del golpe de Estado del 23-F, evidenciando la división entre las fuerzas políticas, los que estaban, los que no, los que aplaudían, los que no, los que reconocían el papel del rey emérito, los que no,
vivió por la tarde un hecho prácticamente inédito, o al menos poco frecuente en estos tiempos.
Unidad casi total para dejar en evidencia la insoportable postura de la ultraderecha en la cuestión de la violencia machista. Violencia que Vox niega y que obtuvo la respuesta de toda la izquierda de la cámara, toda la izquierda de la cámara repito, que leyó en voz alta y desde la tribuna los nombres de las mujeres asesinadas. No se sumaron a esta lectura ni el PP ni Ciudadanos pero sí que ovacionaron la iniciativa y se sumaron a los aplausos, incluso tras alguna de las intervenciones, que en cualquier otra ocasión les hubieran hecho patear.
El hemiciclo entero aplaudiendo para señalar el negacionismo de la ultraderecha en una materia tan descarnada como la violencia de género. Así se le deja en evidencia, así se responde a sus políticas, nunca había quedado tan clara la soledad del partido de Santiago Abascal, y nunca se había aislado tanto a esta formación.
Ojalá vivamos muchos más momentos como el de ayer, todos los partidos juntos en lo importante.