... pero si no le gustan, tengo otros.
La cita de Groucho resume el trágico sainete (perdón por el oxímoron) al que hemos asistido esta semana. El hasta esta semana Vice de Madrid, Sr. Aguado, ha sabido demostrar cómo amoldar los supuestos principios que les asisten a sus más inmediatos intereses, o sea, al sillón que ocupan.
Hace una semana no le parecían mítines las visitas escolares de sus socios del PP o del inefable Ortega Smith. Pero si los hacía una ministra de Igualdad sí.
Tal vez todos somos víctimas de este virus de la extrema emocionalidad en los argumentos y hayamos vuelto a la vida escolar en la que el mundo se dividía entre los que nos caían bien y los que nos caían mal.
Menos mal que Rocío Monasterio volvió al eje político cuando dijo que en el caso del veto a la visita de la ministra estaba actuando el pin parental. Ese mismo pin al que Ciudadanos se había negado por unos principios que abandonó cuando se trató de la ministra de Igualdad.
Tal vez todos somos víctimas de este virus de la extrema emocionalidad en los argumentos y hayamos vuelto a la vida escolar en la que el mundo se dividía entre los que nos caían bien y los que nos caían mal.
Menos mal que Rocío Monasterio volvió al eje político cuando dijo que en el caso del veto a la visita de la ministra estaba actuando el pin parental. Ese mismo pin al que Ciudadanos se había negado por unos principios que abandonó cuando se trató de la ministra de Igualdad.