La polírica, esa vísión de la política opuesta a la épica,
de la que ya hablábamos aquí hace once años o más,
tristemente no vive sus mejores momentos,
pero yo sigo apostando por ella.
de la que ya hablábamos aquí hace once años o más,
tristemente no vive sus mejores momentos,
pero yo sigo apostando por ella.
Desde que Donald Trump irrumpió en la escena pública en EEUU., y empezó a inseminar la mente de paletos, incautos y fascistas, y surgieron los trumpistas por todas partes como champiñones, estoy enganchado a los políticos tranquilos, probos, justos y sensatos, cuyo ideario pasa toda su cosecha de proyectos, propuestas y ocurrencias por el tamiz del sentido común.
Joe Biden, por ejemplo, es un buen ejemplo de político moderado en el amplio sentido de la palabra, aunque últimamente le fallen algo las piernas. Desde luego, ante el supremacista de Trump, el actual presidente de EEUU es el contrapunto perfecto.
Otro que puede mandar por tabaco a Jair Bolsonaro en las próximas elecciones en Brasil, es Lula da Silva, ahora que la justicia ha hecho por fin justicia con él y lo ha exonerado de la montaña de mierda que le echó encima injustamente la extrema derecha judicial.
En España, la secta de Trump tiene como principal seguidora a Isabel Díaz Ayuso –y también a Pablo Casado por dejación de funciones-, que tiene por bandera el tremendismo y la oposición frontal al Gobierno de Pedro Sánchez.
En Madrid, frente a IDA estará Ángel Gabilondo, otro político moderado 100 por 100, de la misma pasta de Biden o Lula. Solo cabe desearle el máximo éxito y que con el apoyo de Más Madrid pueda reencauzar a esa Comunidad hacia vías de diálogo y progreso alejadas de la violencia, radicalismo y crispación de su antecesora.