La derecha madrileña también ha aprovechado este cuarto de siglo en el poder en la capital del estado para construir su propia red clientelar, como todo gobierno que se perpetúa. Y una potente maquinaria de medios de comunicación afines, capaces de convertir a una medianía como Isabel Díaz Ayuso en la nueva Margaret Thatcher, en la futura Donald Trump castiza.
Madrid es de derechas. Más de derechas que nunca. Una anomalía respecto a la mayoría de las grandes capitales europeas, que suelen ser más progresistas que el resto del país.
Pablo Iglesias, como un piloto kamikaze contra el portaaviones pepero, se ha lanzado en la que probablemente será sus últimas elecciones, gane o pierda. Un objetivo claro : Intentar frenar, como último servicio a su partido, el que podría ser el primer Gobierno de España de la derecha extrema de Ayuso con la ultraderecha de Vox. Dos siameses del aguirrismo, el árbol corrupto del que todos ellos han nacido.
Con la decisión de ayer, Pablo Iglesias ha empezado su retirada de la política. Falta por saber si ganará su última batalla imposible o si es una misión suicida.