Lo del Athletic merecía un post aparte. Lo de ayer fue muy simbólico. Lo único que merece la pena recordar fue lo que ocurrió tras el pitido final del árbitro y que demuestra que lo mejor del club es su afición.
Tema jugadores, triste, muy triste. Mezcla de deseos e incapacidad por un lado. Despedida por la puerta pequeña de otros. Infantilismo chulesco mezclado con prepotencia fruto de una cabeza poco o nada amueblada por parte de Iker. En fin, mal, muy mal.
Público que por un lado "despedía" al entrenador en silencio compaginado con cánticos de "Bielsa quédate" por otro. Siempre con el equipo. En vacas gordas y en vacas flacas.
Bielsa ha sido fiel a su estilo. Incluso demasiado fiel diría. Quizás con su esquema en un Barça triunfaría en cualquier campo. Pero con los mimbres de San Mamés, o eres más flexible o te pegas el batacazo, como así ha sido. Se irá. No se si porque él quiere o porque la directiva no desea renovarle.
Y por último, la directiva que, tras dos años, ha demostrado saber cumplir a las duras, léase el primer año. Era fácil por otra parte ser presidente de un club que se gana el derecho a participar en dos finales el mismo mes. Pero también creo que ha demostrado no saber estar a la altura a las maduras:
Cuando del triunfo se pasa a las derrotas, se le escapan por una gestión torpe e ineficaz más de uno y más de dos jugadores de reconocido prestigio internacional.
Cuando sus declaraciones han aclarado poco o nada estando pocas veces a la altura requerida a un presidente.
Cuando para organizar eventos especiales como el último partido en San Mamés, deja y permite con su silencio que cualquiera hable o anuncie antes que él. Que se ha intentado traer a alguien de fuera es innegable, y que se ha optado por el último recurso parece evidente. Y él refuerza una imagen poco convincente.
Cuando todavía no sabemos que va a pasar con el arco, algo por un lado de escaso valor arquitectónico, pero que por otro, ha conseguido pasar a ser parte clave del "skyline" bilbaíno. Su destino no puede ser otro que el de un puente de entrada a Bilbao, en Bilbao.
Conclusión. Este año sólo se salva el público. Los demás han dejado mucho que desear.